ANTICIPACIÓN AL PROBLEMA

Da igual que nuestro perro se acerque a unas cacas a comerlas, que nos meta el ocico en la basura, que nos muerda el sofá, que se suba a él… Si nosotros no queremos que nuestro perro haga algo debemos decirselo claramente desde el primer momento, y si es así no ser permisivos nunca. Es decir, si decidimos “NO QUIERO QUE SE SUBA AL SOFA” es para siempre, no que ahora estoy viendo la televisión y como me gusta que mi perrito esté conmigo... Nos ahorramos muchos calores si siempre somos tajantes y directos, porque el perro así lo entenderá y no nos generá angustias y a él confusión.

Cuando queramos que nos obedezca al mandarle una órden, lo que nosostros deberemos sentir desde dentro es “oye aquí mando yo, y ahí marcarles el límite de sus actuaciones con una energía tranquila y segura. Estar siempre seguros de nosotros mismos, saber con certeza y confianza que somos nosotros quienes mandamos, y no ellos. Si tenemos dudas se lo vamos a trasmitir con lo que rápido nos cogerán la medida y empezarán a decidir cuando hacernos caso y cuando no.

 Más vale una respuesta directa y firme que la explosión de furia y rabia, porque eso:
               1º A nosotros nos desestabiliza como personas
               2º Al perro le confunde y le genera dudas, ante las dudas hará comportamientos no deseados, con lo que al final… no conseguimos nada sino más problemas añadidos.